lunes, 12 de octubre de 2009

Mi aventura de ser docente

Cuando era estudiante de Administración, en los últimos años de la década de los setentas y principios de los ochentas, nunca imaginé llegar a ser maestro profesional, lo digo así porque esa actividad es la por la que me pagan. Por impartir y compartir conocimientos, un servicio para los clientes (esto es mis alumnos).

Fue en Conalep de Chilpancingo en1985 donde se inició para mí esta agradable experiencia de la docencia, bueno, confieso que en aquel primer grupo no fue tan atractivo, no tenía experiencia y me ganó el pánico escénico, todo era un desastre, me sentí como una avestruz buscando donde meter la cabeza. Todavía, cuando recuerdo esa clase, me siento apenado, en fin; han pasado algunos ayeres.

En mis actividades docentes percibo una paradoja, porque cada semestre aprendo más, estoy más fortalecido, pero al mismo tiempo me queda mucho por aprender, siento que me alejo de saberlo todo.

Sin embargo, ser docente es una agradable experiencia, he visto muchos chicos en las aulas, aunque de repente son un poco latosos, logran egresar del Conalep. Algunos los encuentro por la calle, me saludan, ahora están en la universidad son más maduros, que orgullo haber sido su maestro, pienso que después de todo valió la pena el esfuerzo, he transformado una vida, alguien es mejor persona y tiene expectativas por cumplir.

Así como he tenido experiencias agradables, también las he tenido desagradables, sin embargo, conozco un maestro que dijo: “No existen clases modelo, solo modelos de clase” de lo cual estoy convencido porque al observar las sesiones de algunos de mis colegas noté que todos los que estamos al frente de un grupo tenemos nuestras peculiaridades, buenas o malas, creo que debemos adaptarnos a las condiciones del alumno, del medio ambiente y del programa de la materia que impartimos, en lo particular esa diversidad hace que siempre aprenda de todos mis compañeros.

Siempre pienso que estamos transmitiendo conocimientos, frente a nosotros tenemos una variedad de personalidades, cada individuo que nos escucha debe recoger ese conocimiento con gusto y de manera clara, para lograr eso debo adquirir varias formas de enseñar, porque si no tengo esos instrumentos, entonces será muy difícil que todos aprendan.

Para lograr ser buen profesor, es muy importante adquirir todas las herramientas a nuestro alcance, sentir nuestra profesión, esa pasión por enseñar, la preocupación por nuestros jóvenes, transmitir además nuestros sentimientos, debemos ser abiertos, aceptar que también nosotros nos equivocamos, establecer así nuestros valores.

Pero además, pienso en el programa, cómo llevar a cabo su cumplimiento, qué espero de mis alumnos, pero también que esperan de mí, puedo formular conjuntamente con ellos estrategias para llegar a la meta, les expongo mi punto de vista y ellos me exponen el suyo, vemos la clase de forma amigable. Sienten que los comprendo y ellos me comprenden.

Esas relaciones interpersonales le dan sentido a mi actividad docente, debo adquirir la habilidad para comunicarme, ese contacto que nos convierte en seres humanos, y el reconocimiento de que cada uno tiene mucho potencial que aprovechar.

Entonces la docencia se convierte en un arte, cada uno hace una escultura diferente, y al final hay gran recompensa, esto es la satisfacción de haber cumplido con nuestra responsabilidad diaria.

3 comentarios:

  1. Hola José Eusebio, que motivantes son tus palabras. Reflejan tu vocación de maestro, pero además tu madurez y gran calidad humana. Ojalá, que muchos de mis compañeros docentes fueran como tú ¡Enhorabuena!

    Te mando un fuerte abrazo.

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  3. Hola Eusebio:

    Es muy importante mantener el gusto por nuestra labor como docentes y lo reflejas en este texto, espero que siempre te mantengas interesado por esta labor tan bonita.

    Saludos.

    Rox.

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